Son términos que usamos en la salud humana, pero su aplicación en agricultura es igual de relevante. Explicamos qué son, cómo se diferencian y por qué su uso en agricultura está transformando salud del microbioma del suelo.
La rizosfera es la delgada capa de suelo que rodea las raíces y se ha convertido en el epicentro de la investigación agrícola moderna. Aquí es donde plantas y microorganismos intercambian señales químicas, nutrientes y favores mutuos en lo que los científicos llaman el "segundo genoma" de las plantas.
Una revolución silenciosa está ocurriendo bajo nuestros pies: la ciencia del microbioma del suelo está demostrando que los mismos principios que benefician nuestra salud intestinal pueden transformar radicalmente la forma en que cultivamos nuestros alimentos.
Cada gramo de suelo sano alberga miles de millones de microorganismos: bacterias, hongos, actinomicetos y arqueas que forman un ecosistema complejo e interdependiente. Este microbioma no es un simple espectador en la vida de las plantas; es un colaborador activo, un aliado invisible que puede marcar la diferencia entre un cultivo resiliente y uno vulnerable.
La combinación de prebióticos, probióticos y postbióticos puede generar resultados superiores a la suma de sus partes. Los prebióticos alimentan a los probióticos, que a su vez producen postbióticos, creando un ciclo virtuoso de mejora continua del microbioma del suelo.

Tres conceptos, una misma misión.
Los prebióticos son compuestos que alimentan y propician a los microorganismos beneficiosos, creando las condiciones perfectas para que prosperen.
Si los prebióticos preparan el terreno, los probióticos son los protagonistas de la historia. Se trata de microorganismos vivos que, cuando se introducen en el suelo o en las plantas, generan beneficios tangibles y mensurables.
Uno de los ejemplos estudiados es Bacillus velezensis PH023, una bacteria que ha demostrado propiedades extraordinarias. Esta cepa no solo coloniza eficazmente el entorno de las raíces, estableciendo su territorio frente a posibles invasores patógenos, sino que además actúa como una especie de "fábrica bioquímica" produciendo fitohormonas naturales que estimulan el crecimiento vegetal.
Pero su contribución va más allá. Los probióticos del suelo pueden:
Aquí es donde la historia se vuelve verdaderamente fascinante. Los postbióticos representan el siguiente nivel de sofisticación en la bioestimulación vegetal. No son microorganismos vivos, sino metabolitos y compuestos bioactivos que estos producen durante su crecimiento.
Pensemos en ellos como las "huellas dactilares" moleculares que dejan los probióticos a su paso: ácidos orgánicos que modifican el pH del suelo, precursores de hormonas vegetales, enzimas que descomponen materia orgánica, péptidos bioactivos que activan respuestas defensivas en las plantas.
Lo revolucionario de los postbióticos es que mantienen su funcionalidad más allá de la viabilidad del microorganismo. Esto les confiere ventajas prácticas significativas: mayor estabilidad durante el almacenamiento, menor sensibilidad a condiciones ambientales adversas y efectos más predecibles y estandarizables.
Ventajas de los postbióticos:
Propone un modelo diferente: trabajar con la naturaleza, no contra ella. Nutrir el suelo para que este nutra a las plantas. Cultivar ecosistemas microbianos robustos que proporcionen servicios ecológicos de forma natural y renovable.

Lo verdaderamente innovador en la agricultura del siglo XXI es comprender que estos tres conceptos no funcionan de forma aislada, sino sinérgica. Es como una orquesta donde cada sección complementa y potencia a las demás.
Un enfoque integrado que combine prebióticos, probióticos y postbióticos puede generar resultados superiores a la suma de sus partes. Los prebióticos alimentan a los probióticos, que a su vez producen postbióticos, creando un ciclo virtuoso de mejora continua del microbioma del suelo.
La combinación de prebióticos, probióticos y postbióticos permite:
Estamos presenciando un cambio de paradigma en la forma de entender la agricultura. Durante el siglo XX, el enfoque dominante fue maximizar la producción mediante insumos externos: fertilizantes sintéticos, pesticidas, mecanización intensiva. Los resultados fueron impresionantes en términos de productividad, pero también generaron problemas de sostenibilidad a largo plazo: degradación del suelo, contaminación de acuíferos, pérdida de biodiversidad.
La nueva agricultura regenerativa propone un modelo diferente: trabajar con la naturaleza, no contra ella. Nutrir el suelo para que este nutra a las plantas. Cultivar ecosistemas microbianos robustos que proporcionen servicios ecológicos de forma natural y renovable.
Los conceptos de prebiótico, probiótico y postbiótico son herramientas fundamentales en esta transición. Representan una forma más inteligente y sofisticada de gestionar los cultivos, basada en la comprensión profunda de las interacciones biológicas que sustentan la vida vegetal.
En la agricultura moderna, cada vez más orientada a la sostenibilidad, los conceptos de prebiótico, probiótico y postbiótico se consolidan como herramientas clave. Entender sus diferencias y su acción conjunta es fundamental para diseñar estrategias de manejo más eficientes, respetuosas con el medio ambiente y con resultados visibles en la sanidad y productividad del cultivo.

Una manera innovadora de integrar estos tres conceptos en un solo producto es a través de Terra-Sorb radicular SymBiotic®. Este bioestimulante avanzado ha sido diseñado para actuar de forma sinérgica, uniendo en una sola solución los tres tipos de “bióticos”:
Este enfoque holístico permite mejorar la vitalidad del cultivo, potenciar el desarrollo radicular, aumentar la eficiencia en la absorción de nutrientes y preparar a la planta para afrontar condiciones de estrés.
En la agricultura moderna, cada vez más orientada a la sostenibilidad y a la optimización del microbioma del suelo, los conceptos de prebiótico, probiótico y postbiótico se consolidan como herramientas clave. Entender sus diferencias y su acción conjunta es fundamental para diseñar estrategias de manejo más eficientes, respetuosas con el medio ambiente y con resultados visibles en la sanidad y productividad del cultivo.
Productos como Terra-Sorb radicular SymBiotic® marcan el camino hacia una agricultura regenerativa, donde nutrir a los microorganismos del suelo es tan importante como nutrir a la planta misma.
La próxima vez que observemos un campo cultivado, conviene recordar que la verdadera acción está ocurriendo en el mundo invisible bajo la superficie, donde miles de millones de microorganismos trabajan incansablemente para hacer posible cada cosecha. Y ahora, por fin, estamos aprendiendo a ser buenos administradores de ese ecosistema extraordinario.
Artículo de divulgación científica basado en los últimos avances en microbiología del suelo y bioestimulación vegetal. La aplicación práctica de estos conceptos debe realizarse siempre considerando las condiciones específicas de cada cultivo y región y bajo supervisión técnica de un especialista.